Los sindicatos de Estados Unidos se oponen a los intentos ilegales de la administración Trump de despojar a más de un millón de trabajadores federales de sus derechos de negociación colectiva y romper los contratos sindicales.

En el mayor ataque contra el movimiento sindical estadounidense de la historia, el presidente Trump emitió el 27 de marzo una orden ejecutiva que despoja ilegalmente a los trabajadores federales de sus derechos de negociación colectiva bajo el pretexto de la "seguridad nacional." La Oficina de Administración de Personal (OPM en inglés) también emitió una guía que instruye a las agencias a rescindir los derechos y contratos sindicales y poner fin a los procedimientos de quejas. También dijo a las agencias que continuaran con la orden de Reducción de la Fuerza (RIF en inglés) de Trump, pero que ignoraran los requisitos de RIF en los contratos sindicales que han sido cancelados.

El presidente nacional de la Federación Estadounidense de Empleados Gubernamentales (AFGE), Everett Kelley, dijo:

"La última orden ejecutiva del presidente Trump es un ataque vergonzoso y de represalia contra los derechos de cientos de miles de patrióticos funcionarios estadounidenses -casi un tercio de los cuales son veteranos- simplemente porque son miembros de un sindicato que se opone a sus políticas dañinas".

"Las tácticas de intimidación de esta administración representan una clara amenaza no solo para los empleados federales y sus sindicatos, sino para todos los estadounidenses que valoran la democracia y las libertades de expresión y asociación. La amenaza de Trump a los sindicatos y a los trabajadores de todo Estados Unidos es clara: alinearse o de lo contrario".

El Consejo de Federaciones Sindicales Internacionales, máximo órgano internacional del trabajo del que forma parte la ISP, emitió una declaración en solidaridad con el movimiento sindical del sector público estadounidense.

El Secretario General de la ISP, Daniel Bertossa , declaró:

"Este ataque a los derechos de negociación colectiva no es sólo una agresión a lxs trabajadores estadounidenses, sino una amenaza a la democracia y a los trabajadores de todo el mundo, porque no se trata de eficacia o reforma, sino de miedo. Cuando los gobiernos despojan del derecho de sindicación, silencian a las mismas personas que hacen funcionar nuestras sociedades: las enfermeras, los funcionarios y los trabajadores de primera línea que prestan servicios esenciales con dignidad y dedicación. La Casa Blanca puede pensar que puede silenciar la disidencia, pero la historia lo demuestra: cuando vienen a por los sindicatos de los servicios públicos, volvemos más fuertes".

Los senadores estadounidenses Tim Kaine y Mark Warner, vicepresidente del Comité Selecto de Inteligencia del Senado, emitieron una declaración conjunta diciendo que el último ataque de Trump contra la fuerza de trabajo federal está haciendo que Estados Unidos sea menos seguro.

"Este es solo otro intento del presidente Trump de 'traumatizar' y despedir ilegalmente a los trabajadores federales. La negociación colectiva hace que la fuerza de trabajo federal sea más fuerte, y socavar estos derechos no hace nada para mejorar nuestra seguridad nacional", dijeron. "De hecho, esta orden solo nos hará menos seguros, ya que esta orden ejecutiva es solo el último gambito de Donald Trump y Elon Musk para facilitar el despido de las personas que garantizan la seguridad pública, se preparan para las pandemias, responden a los desastres naturales y mucho, mucho más. Este ataque político a nuestros funcionarios no debe permanecer."

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El Consejo de Sindicatos Globales se ha unido para oponerse a los continuos ataques a lxs trabajadores de los servicios públicos por parte de la administración Trump, así como a la eliminación del programa de la Oficina de Asuntos Laborales Internacionales (ILAB) del Departamento de Trabajo




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