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Las multinacionales del agua vuelven sus ojos a África - pero la resistencia está preparada

Mar 22, 2022

El continente africano ofrece el potencial de muchos contratos lucrativos para la construcción y explotación de infraestructuras de suministro de agua, tratamiento y energía hidroeléctrica.  Es probable que los gobiernos hagan cola para recibir el dinero y las promesas del Banco Mundial, de los bancos y organismos de desarrollo regionales y nacionales y de las empresas, con las condiciones de diversas formas de privatización o control privado.

 

El Día Mundial del Agua 2022 tiene un fuerte enfoque africano, ya que el Consejo Mundial Corporativo del Agua celebra su Foro mundial trienal en Dakar, Senegal.  La ciudadanía de Senegal subvencionó al Consejo con los millones de euros que paga su gobierno sólo para tener el "honor" de acoger el Foro. Sin embargo, parece que lxs senegaleses no son bienvenidxs, ya que el Foro Mundial del Agua cobra tarifas de entrada exorbitantes. 

El continente africano ofrece el potencial de muchos contratos lucrativos para la construcción y explotación de infraestructuras de suministro de agua, tratamiento y energía hidroeléctrica.  Es probable que los gobiernos hagan cola para recibir el dinero y las promesas del Banco Mundial, de los bancos y organismos de desarrollo regionales y nacionales y de las empresas, con las condiciones de diversas formas de privatización o control privado.

La ISP, sus sindicatos y sus aliadas también se reúnen en Dakar esta semana, en el Foro Alternativo Mundial del Agua, para desafiar la agenda corporativa

La ISP, sus sindicatos y sus aliadas también se reúnen en Dakar esta semana, en el Foro Alternativo Mundial del Agua, para desafiar la agenda corporativa, incluyendo su privatización, financiarización, acaparamiento de tierras y contaminación del agua por la minería y otras industrias extractivas.  El Movimiento Africano del Agua está mostrando su fuerza en Dakar y en todo el continente.  Enlaces a las sesiones plenarias y talleres del programa, (que serán presenciales, híbridas y virtuales) y a la página de Facebook.

La ISP y nuestras aliadas denuncian los fracasos de la privatización y de las asociaciones público-privadas, hasta el punto de que las grandes empresas del agua están cambiando su enfoque empresarial.  Ya no pueden asegurarse contratos fáciles de APP de 25 años, ya que la gente se moviliza para contrarrestar sus prácticas de trastienda.  También cuestionamos el creciente poder de las corporaciones financieras y su financiarización de los servicios públicos.  En esta época de crisis, nos parece un escándalo que las empresas financieras comercien con el agua en la bolsa de valores NASDAQ.  Incluso los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU dependen de la apropiación de nuestros servicios a través de diversos mecanismos de "financiación innovadora".  Debemos romper el dominio de las empresas sobre nuestras políticas e instituciones públicas. 

A lo largo de los años, nos hemos centrado en el fortalecimiento de los servicios públicos democráticos, donde lxs trabajadores y las comunidades tienen más influencia en las estructuras de gobernanza de los servicios públicos.  Gran parte de esto ocurre en los niveles de gobierno local y regional, que están más cerca de la gente.  También apoyamos a las empresas de servicios públicos para que se ayuden mutuamente a través de asociaciones público-públicas, por ejemplo, con la Alianza Mundial de Asociaciones de Operadores de Agua de ONU-Hábitat.  Seguimos presionando para que los servicios privatizados vuelvan a manos públicas, o la remunicipalización.  Y apoyamos a lxs trabajadores del agua en sus demandas de mejores herramientas, formación y condiciones de trabajo. 

Las luchas en el sector del agua están conectadas con las campañas por los derechos laborales, la justicia climática, la igualdad de género, la reducción de la deuda, la justicia fiscal y la detención de los flujos financieros ilícitos. 

Pero necesitamos más.  El Covid-19, el clima y los conflictos demuestran que debemos cambiar drásticamente de dirección.  Debemos centrarnos en los bienes comunes, aquellos bienes y servicios que son esenciales para la vida en este planeta; en reorientar nuestras instituciones públicas para que sirvan a las necesidades de las personas y del planeta, no a las corporaciones; en la construcción de sistemas sociales y económicos que reconozcan y valoren el trabajo de las mujeres, tanto en el lugar de trabajo como en nuestras familias; en las cadenas de suministro cortas y políticas industriales determinadas no por los máximos beneficios (a costa de lxs trabajadores y el medio ambiente) sino hacia las prioridades sociales y medioambientales.

La lucha por el derecho al agua es la lucha por el mundo que necesitamos. 




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