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Cuidar a nuestras enfermeras hoy para cuidar del futuro

May 10, 2024

Durante la pandemia de COVID-19, las enfermeras estuvieron en primera línea de la respuesta mundial. Los gobiernos nos instaron a aplaudirlas a ellas y a otros trabajadores de la salud, pero no adoptaron medidas concretas, por lo que los sonoros aplausos suenan ahora huecos.

El 12 de mayo, enfermeras de todo el mundo conmemorarán el Día Internacional de la Enfermería. El personal de enfermería, que representa el 59 % de los profesionales de la salud y los cuidados de todo el mundo, desempeña un papel fundamental en los esfuerzos por hacer realidad la asistencia de salud universal y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

A pesar de ello, los gobiernos no han realizado las inversiones necesarias ni han tomado las decisiones políticas que garanticen el bienestar físico, mental y social de las enfermeras. Esto tiene efectos debilitantes en el personal de enfermería y socava igualmente la posibilidad de salvaguardar un futuro saludable y mejor para la humanidad. Esta situación es inaceptable. Pero podemos cambiarla, con una acción colectiva y persistente.

Enfermeras en todo el mundo

al menos una de cada ocho enfermeras ejerce en un país distinto de aquel en el que nació o se formó para ser enfermera

59%

del personal de la salud y los cuidados mundial

6mi

es la escasez mundial de enfermeras

89%

de ellas se encuentran en países de renta baja y media

En el mundo faltan unos 6 millones de enfermeras. El 89% de ellas se encuentran en países de renta baja y media. La escasez de personal de enfermería hace que las enfermeras disponibles trabajen en exceso. Esto conduce a altas tasas de agotamiento y hace que la profesión de enfermería sea poco atractiva para los jóvenes. En los lugares con mayor escasez de enfermeras, todavía encontramos muchas enfermeras desempleadas, y la mayoría de las enfermeras no pueden llevarse el sueldo a casa. Varias afiliadas de enfermería de la ISP han sufrido la represión de los gobiernos por defender las preocupaciones de sus miembros.

Los gobiernos no tuvieron en cuenta el impacto de la pandemia de COVID-19 en la salud mental y el bienestar de las enfermeras

Un número considerable de las enfermeras de los países desarrollados con poblaciones envejecidas son inmigrantes procedentes de países que necesitan enfermeras urgentemente. En el mundo actual, al menos una de cada ocho enfermeras ejerce en un país distinto de aquel en el que nació o se formó para ser enfermera. Varias de ellas, que emigraron a través de agencias de contratación, se enfrentan a una superexplotación y a condiciones desmoralizadoras.

Las enfermeras de todo el mundo siguen sufriendo violencia en el lugar de trabajo. Muchas atienden a personas en zonas de conflicto, con gran riesgo para sus propias vidas. Sin embargo, los gobiernos y otros responsables políticos apenas lo aprecian. ¿Hasta cuándo?

Durante la pandemia de COVID-19, las enfermeras estuvieron en primera línea de la respuesta mundial. Los gobiernos nos instaron a aplaudirles a ellas y a otros trabajadores de la salud, pero no adoptaron medidas concretas, por lo que los sonoros aplausos suenan ahora huecos.

Los gobiernos no tuvieron en cuenta el impacto de la pandemia de COVID-19 en la salud mental y el bienestar de las enfermeras, muchas de las cuales quedaron traumatizadas por la experiencia descrita como estar en un frente de guerra en algunos países, en el punto álgido de la pandemia.

Los gobiernos no han cumplido sus compromisos de invertir en enfermería para garantizar un número suficiente de enfermeras con un trabajo digno. Estos compromisos incluyen las recomendaciones de la Comisión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre el Empleo en el Sector de la Salud y el Crecimiento Económico (UN-COMHEEG), en la que la ISP actuó como portavoz mundial de los trabajadores de la salud y los cuidados organizados.

Antes del brote de COVID-19, la Asamblea Mundial de la Salud había declarado 2020 Año Internacional de la Enfermera y la Matrona, en honor y reconocimiento de la labor del personal de enfermería. Pero para las enfermeras todos los días son días de cuidar a los demás. Ya es hora de que consigamos que los responsables de la toma de decisiones velen por el cuidado de las enfermeras.

Exijamos con una sola voz que se invierta en enfermería para garantizar un número adecuado de enfermeras bien formadas y remuneradas; derechos laborales y sindicales para los sindicatos de enfermeras; tolerancia cero para la violencia en el sector de las salud; insistamos en que los gobiernos y los insurgentes respeten que las enfermeras y otros trabajadores de la salud no son objetivos; garanticemos que cuando se produzca la migración de enfermeras, sea sobre bases justas y éticas.

La ISP está trabajando con sus afiliadas de todo el mundo para conseguir estos objetivos y muchos más. En nuestro informe sobre la salud mental y la atención sanitaria en el sector público, subrayamos el impacto de las políticas neoliberales, los bajos salarios y las pésimas condiciones de trabajo en el bienestar de los trabajadores de la salud, incluidas las enfermeras. Los sindicatos de enfermería de distintas partes del mundo constituían un número significativo de las afiliadas a la ISP en los países que fueron objeto de estudio.

No nos detenemos en el análisis; pasamos a la acción. Podemos hacer más y ganar cuando nos unimos en solidaridad, como hacemos hoy para conmemorar el Día Internacional de la Enfermera 2024, y siempre.

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